Manuel Páez álvarez | Fundación de las Artes y los Artistas

Manuel Páez Álvarez (1976) es escultor y pintor nacido en Calasparra (Murcia).
Es también profesor asociado en la Facultad de Bellas Artes de Murcia, impartiendo las asignaturas de Técnicas y Procedimientos y Taller de Pintura.

Manuel Páez Álvarez (Calasparra, 1976) se licenció en Bellas Artes en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia. En 1999 entra a formar parte de la prestigiosa galería valenciana Val i 30. Con ella ha realizado numerosas exposiciones y participado en ferias de arte como ARCO y Art Madrid.

Desarrolla una pintura narrativa. Cuadros en los que se retoman paradigmas clásicos, en aspectos técnicos y estilísticos, pero utilizando una temática contemporánea. Para ello utiliza como contexto los arquetipos que representan principalmente la mitología, entendiendo que en ellos se sigue reflejando al hombre y la mujer de nuestro tiempo, tratando así de entender mejor aspectos de lo que nos acaece y que creemos desligados de todo pasado.

En este sentido ha rescatado de los clásicos procesos técnicos hoy totalmente en desuso, con la voluntad de devolver a la figuración un carácter estrictamente pictórico, en el que la imagen generada por la pintura tenga un sesgo propio y diferenciado en un mundo sobresaturado de imágenes.

En la actualidad trabaja en Murcia, donde cuenta con dos talleres, uno dedicado a la producción pictórica y otro a la escultórica, y donde imparte clases como profesor asociado en su facultad de Bellas Artes (en la asignatura Taller de Pintura).
Su actividad comercial se centra tanto en la realización de material propio como la elaboración de encargos, en las que el cliente adquiere un peso específico a la hora de concebir la pieza. La mayor parte de las obras de arte a lo largo de la historia están creadas bajo estos parámetros.

Es en definitiva un retorno, momentáneo, con un afán renovador, en el que lejos de pensar que el "arte ha muerto", cree que la sociedad necesita de un respiro en el que los procesos lentos, cuidados y meditados y la unicidad de las piezas que confiere un trabajo hecho artesanalmente, humanicen aunque solo sea un poco nuestro entorno.